Nicolás Maduro ha vuelto a adelantar las celebraciones navideñas en Venezuela, esta vez decretando el inicio de la festividad para el 1 de octubre de 2024. Bajo el argumento de ofrecer un «gesto de agradecimiento» al pueblo venezolano por su resistencia y apoyo durante tiempos difíciles, el presidente busca llenar las calles de las principales ciudades del país con luces, árboles de Navidad y eventos públicos, como ferias y conciertos, en medio de una complicada situación económica y política.
Este adelanto navideño no es una novedad en la gestión de Maduro. En 2019, decretó el inicio de la Navidad el 1 de noviembre, y desde entonces ha utilizado esta estrategia en diversas ocasiones, generando tanto entusiasmo en sectores de la población como críticas por el trasfondo político de la medida. En un contexto marcado por la inflación, la escasez de productos básicos y la crisis económica, muchos venezolanos enfrentarán dificultades para celebrar con normalidad.
Este tipo de decretos también ha sido percibido como una herramienta política. Diversos sectores han señalado que el gobierno utiliza la Navidad adelantada como una distracción para desviar la atención de los problemas internos del país. En 2024, la decisión coincidió con la polémica emisión de una orden de arresto contra el candidato opositor Edmundo González Urrutia, lo que ha intensificado las críticas sobre el uso de las festividades para fines propagandísticos.